Una vez en la presidencia, como inteligente estratega, Porfirio trato de congraciarse con los diferentes grupos sociales que consideraba que tenían poder.
A los militares que lo habían apoyado les hizo todo tipo de concesiones y los nombro gobernadores o jefes regionales.
Decidió no aplicar con rigor las leyes anticlericales de la Constitución para no disgustar a la alta jerarquía eclesiástica
A sus antiguos opositores, los liberales del congreso, los atrajo otorgándoles puestos en el gobierno e invitándoles a formar parte de su gabinete que llego a conocerse como el grupo de los “Científicos”. Logro el poder absoluto de la política nacional y regional. En apariencia, México era una república federal y su gobierno era una democracia pues se organizaban elecciones, el presidente enviaba iniciativas a las Cámaras de Representantes y seguía los procedimientos legales. Pero en realidad Díaz era un dictador pues cometía toda clase de fraudes en las elecciones, sus iniciativas eran siempre aprobadas por las cámaras que estaban integradas por sus amigos y gobernaba por encima de la ley
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